miércoles, 17 de junio de 2009

Cine y Literatura de Posguerra (C1)


OBJETIVOS: Acercar al alumno a textos literarios destacados de la literatura de posguerra española, y con ello, proporcionarles una idea de cómo era España en aquella época.

NIVEL: C1

DURACIÓN: Dos clases de 90 minutos

DESTREZAS: comprensión auditiva y escrita, composición escrita, aspectos socioculturales

MATERIALES NECESARIOS: fotocopias con los textos, vídeos mencionados.





España en los últimos 50 años ha cambiado mucho... a través de la literatura y del cine, vamos a acercarnos a la Posguerra.

Pero, ¿sabes qué fue la "Posguerra"? Debatid en clase lo que creéis que fue.

En parejas, vais a leer estos fragmentos de dos importantes obras literarias de la Posguerra Española. La mitad de las parejas leerán el primero y las otra mitad el segundo. Comentad el texto, buscad expresiones coloquiales y estructuras que desconozcáis. Buscad información sobre el autor y la obra. En la siguiente clase, se harán dos debates-presentación de las dos obras, en los que las parejas que hayan leído el mismo fragmento explicarán lo que saben sobre el autor y la obra, y después debatirán sobre lo que han leído en el fragmento, para finalmente explicar cómo el fragmento refleja la sociedad española de la época.



A) " Quizá me ocurra esto porque he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos. Estoy segura de que mi madre y mis hermanos tienen la certeza de su utilidad indiscutible en este mundo, que saben en todo momento lo que quieren, lo que les parece mal y lo que les parece bien… Y que han sufrido muy poca angustia ante ningún hecho.
(...)
Me compensaba el trabajo que me llegaba a costar poder ir limpia a la Universidad, y sobre todo parecerlo junto al aspecto confortable de mis compañeros. Aquella tristeza de recose los guantes, de lavar mis blusas en el agua turbia y helada del lavadero de la galería con el mismo trozo de jabón que Antonia empleaba para fregar sus cacerolas y que por las mañanas raspaba mi cuerpo bajo la ducha fría.
(...)
De todas maneras, yo misma, Andrea, estaba viviendo entre las sombras y las pasiones que me rodeaban. A veces llegaba a dudarlo.
Aquella misma tarde había sido la fiesta de Pons. Durante cinco días había yo intentado almacenar ilusiones para esa escapatoria de mi vida corriente. Hasta entonces me había sido fácil dar la espalda a lo que quedaba atrás, pensar en emprender una vida nueva a cada instante. Y aquel día yo había sentido como un presentimiento de otros horizontes.
Mi amigo me había telefoneado por la mañana y su voz me llenó de ternura por él. El sentimiento de ser esperada y querida me hacía despertar mil instintos de mujer; una emoción como de triunfo, un deseo de ser alabada, admirada, de sentirme como la Cenicienta del cuento, princesa por unas horas, después de un largo incógnito. Me acordaba de un sueño que se había repetido muchas veces en mi infancia, cuando yo era una niña cetrina y delgaducha, de esas a quienes las visitas nunca alaban por lin- das y para cuyos padres hay consuelos reticentes.
Esas palabras que los niños, jugando al parecer absortos y ajenos a la conversación, recogen ávidamente: «Cuando crezca, seguramente tendrá un tipo bonito», «Los niños dan muchas sorpresas al crecer»... Dormida, yo me veía corriendo, tropezando, y al golpe sentía que algo se desprendía de mí, como un vestido o una crisálida que se rompe y cae arrugada a los pies. Veía los ojos asombrados de las gentes. Al correr al espejo, contemplaba, temblorosa de emoción, mi transformación asombrosa en una rubia princesa —precisamente rubia, como describían los cuentos—, inmediatamente dotada, por gracia de la belleza, con los atributos de dulzura, encanto y bondad, y el maravilloso de esparcir generosamente mis sonrisas… Esta fábula, tan repetida en mis noches infantiles, me hacía sonreír, cuando con las manos un poco temblorosas trataba de peinarme con esmero y de que apareciera bonito mi traje menos viejo, cuidadosamente planchado para la fiesta. «Tal vez —pensaba yo un poco ruborizada— ha llegado hoy ese día.» "

Carmen Laforet, Nada


B) "Don Roque se queda preocupado.
—A mí que no me digan; esto no es serio.
Doña Visi se siente un poco en la obligación de disculparse ante su amiga.
—¿No tiene usted frío, Montserrat? ¡Esta casa está algunos días heladora!
—No, por Dios, Visitación; aquí se está muy bien. Tienen ustedes una casa muy grata, con mucho confort, como dicen los ingleses.
—Gracias, Montserrat. Usted siempre tan amable.
Doña Visi sonrió y empezó a buscar su nombre en la lista. Doña Montserrat, alta, hombruna, huesuda, desgarbada, bigotuda, algo premiosa en el hablar y miope, se caló los impertinentes.
Efectivamente, como aseguraba doña Visi, en la última página de "El querubín misionero", aparecía su nombre y el de sus tres hijas.
"Doña Visitación Leclerc de Moisés, por bautizar dos chinitos con los nombres de Ignacio y Francisco Javier, 10 pesetas. La señorita Julita Moisés Leclerc, por bautizar un chinito con el nombre de Ventura, 5 pesetas. La señorita Visitación Moisés Leclerc, por bautizar un chinito con el nombre de Manuel, 5 pesetas. La señorita Esperanza Moisés Leclerc, por bautizar un chinito con el nombre de Agustín, 5 pesetas."
—¿Eh? ¿Qué te parece?
Doña Montserrat asiente, obsequiosa.
—Pues que muy bien me parece a mí todo esto, pero que muy bien. ¡Hay que hacer tanta labor! Asusta pensar los millones de infieles que hay todavía que convertir. Los paí­ses de los infieles, deben estar llenos como hormigueros.
—¡Ya lo creo! ¡Con lo monos que son los chinitos chiquitines! Si nosotras no nos privásemos de alguna cosilla, se iban todos al limbo de cabeza. A pesar de nuestros pobres esfuerzos, el limbo tiene que estar abarrotado de chinos, ¿no cree usted?
-¡Ya, ya!
—Da grima sólo pensarlo. ¡Mire usted que es maldición la que pesa sobre los chinos! Todos paseando por allí, encerrados sin saber qué hacer...
—¡Es espantoso!
—¿Y los pequeñitos, mujer, los que no saben andar, que estarán siempre parados como gusanines en el mismo sitio?
—Verdaderamente.
—Muchas gracias tenemos que dar a Dios por haber nacido españolas. Si hubiéramos nacido en China, a lo mejor nuestros hijos se iban al limbo sin remisión. ¡Tener hijos para eso! ¡Con lo que una sufre para tenerlos y con la guerra que dan de chicos!
Doña Visi suspira con ternura.
—¡Pobres hijas, qué ajenas están al peligro que corrieron! Menos mal que nacieron en España, ¡pero mire usted que si llegan a nacer en China! Igual les pudo pasar, ¿verdad, usted?


Los vecinos de la difunta doña Margot están reunidos en casa de don Ibrahim. Sólo faltan don Leoncio Maestre, que está preso por orden del juez; el vecino del entresuelo D, don Antonio Jareño, empleado de "Wagons-Lits", que está de viaje; el del 2° B, don Ignacio Galdácano, que el pobre está loco, y el hijo de la finada, don Julián Suárez, que nadie sabe donde pueda estar. En el principal A hay una academia donde no vive nadie. De los demás no falta ni uno solo; están todos muy impresionados con lo ocurrido, y atendieron en el acto el requerimiento de don Ibrahim para tener un cambio de impresiones.
En la casa de don Ibrahim, que no era grande, casi no cabían los convocados, y la mayor parte se tuvo que quedar de pie, apoyados en la pared y en los muebles, como en los velatorios."


Camilo José Cela, La Colmena


Ahora vamos a ver dos fragmentos de una película que refleja la sociedad española de la posguerra, "El Pisito", de 1958.

Rodolfo y Petrita llevan doce años de relaciones. Para casarse necesitan un piso y no hay forma de encontrarlo. Rodolfo es realquilado de doña Martina una anciana a punto de morir y el casero está deseando que deje libre la vivienda para derribar el edificio. Algunos aconsejan a Rodolfo una solucion heroica: debe casarse con doña Martina y esperar lo poco que le queda de vida para heredar el alquiler. Rodolfo se resiste, pero cada vez con menos fuerza.


http://www.youtube.com/watch?v=kL28IwH14Ek


"Calle Mayor", de 1956
En una pequeña ciudad de provincias, casi todos sus habitantes viven atrapados en las tradiciones y las inmovilistas costumbres. En ese opresivo entorno, Isabel, con 35 años recién cumplidos, se siente una fracasada por no haber contraído matrimonio. Juan y su grupo de amigos, que combaten el aburrimiento imaginando pesadas bromas, hacen creer a Isabel que Juan, enamorado, se va a casar con ella.

http://www.youtube.com/watch?v=z32KRMPmifA


Reflejan dos realidades de la sociedad española. ¿Qué opináis de ambas realidades?

Sobre "El Pisito"¿Qué realidad creéis que refleja? ¿Encontráis una situación paralela a la misma época en vuestro país?

Sobre "Calle Mayor", ¿Qué pensáis que refleja? ¿Podéis explicar las diferentes opiniones que se reflejan en el fragmento?


Como tarea final, y después de haber leído y visto numerosos fragmentos de obras literarias y películas de los años 50, nos gustaría que escribiesei una redacción sobre tus impresiones sobre esta época. Puedes apoyarte en los materiales con los que hemos trabajado, o buscar otra información para elaborar un texto de opinión sobre tus ideas personales acerca de este periodo histórico.

(Esta tarea final permite evaluar tanto la capacidad de composición escrita de los alumnos como de asimilación de la información transmitida a través de materiales literarios y de películas originales).


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